El 2025 quedará marcado como uno de los años más trágicos para el fútbol ecuatoriano fuera de las canchas. En medio de la crisis de inseguridad que atraviesa el país, cinco futbolistas perdieron la vida en hechos violentos, ocurridos en distintas provincias y contextos, generando conmoción en el deporte nacional.
El caso más reciente es el de Mario Pineida, defensor del Barcelona Sporting Club y exseleccionado ecuatoriano. El jugador, de 33 años, fue asesinado a tiros el 17 de diciembre en el sector de Samanes, al norte de Guayaquil, mientras se encontraba en los exteriores de un local comercial junto a familiares. Sujetos armados que se movilizaban en motocicletas perpetraron el ataque. Pineida falleció en el lugar.
Otro de los hechos que impactó al fútbol ocurrió con Jonathan González, futbolista de trayectoria en clubes nacionales e internacionales, quien fue asesinado en septiembre dentro de su vivienda. El crimen se produjo en un contexto aún bajo investigación, pero evidenció que la violencia también alcanza a jugadores retirados o en actividad fuera del foco mediático.
En Manabí, la violencia cobró la vida de Maicol Valencia y Leandro Yépez, futbolistas de Exapromo Costa FC, club de la Segunda Categoría. Ambos fueron atacados a tiros en un mismo hecho armado registrado en septiembre. Valencia murió en el lugar, mientras que Yépez falleció días después en una casa de salud debido a la gravedad de sus heridas.
El quinto caso corresponde a Miguel Nazareno, joven futbolista vinculado a divisiones formativas, quien fue hallado sin vida en su vivienda en noviembre. Su muerte generó reacciones de clubes y formadores, al tratarse de un jugador en etapa de crecimiento deportivo.
Los asesinatos ocurrieron en distintas ciudades del país y afectaron tanto a futbolistas profesionales de primera división como a jugadores de categorías inferiores, reflejando que la inseguridad no distingue niveles ni trayectorias.
Estos hechos se suman a un panorama de violencia generalizada en Ecuador durante 2025, donde los ataques armados y homicidios se han incrementado considerablemente. Aunque las autoridades han iniciado investigaciones en cada uno de los casos, varios de ellos aún no registran detenidos.
La seguidilla de crímenes ha generado llamados de atención desde el ámbito deportivo, donde clubes, dirigentes e hinchas han exigido mayores garantías de seguridad, mientras el fútbol ecuatoriano cierra el año envuelto en luto.
