Cristiano Ronaldo fue uno de los invitados de honor a una cena de gala en la Casa Blanca, organizada por Donald Trump en ocasión de la visita del príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman.
Un gesto personal de Trump con el astro del fútbol
Durante su discurso de apertura del evento, Trump aprovechó para dirigirse a Ronaldo con un comentario casi paternal: “Mi hijo Barron es un gran fan de Cristiano Ronaldo. Barron pudo conocerlo, y creo que ahora me respeta un poco más por habérselo presentado”, dijo el expresidente con una mezcla de humor y admiración.
El futbolista portugués, de 40 años y actualmente en el Al-Nassr de Arabia Saudita, fue ubicado en un lugar privilegiado durante la cena, en el Salón Este de la Casa Blanca, muy cerca de donde se realizó el discurso. Acompañado por su pareja, Georgina Rodríguez, Ronaldo se sumó a la delegación saudí que acompaña al príncipe en su visita oficial.
Un evento con trasfondo diplomático
La velada, organizada por Trump, forma parte de un encuentro más amplio con el príncipe heredero saudí, quien regresa a Washington tras un periodo de distanciamiento diplomático. El representante saudí es el presidente del fondo soberano que posee el club Al-Nassr, lo que añade una dimensión simbólica a la presencia de Ronaldo.
En la cena también estuvieron presentes otras figuras de peso internacional, como el presidente de la FIFA Gianni Infantino, el empresario Elon Musk y ejecutivos de grandes empresas tecnológicas.
La relación de Ronaldo con Estados Unidos
Para Cristiano, esta visita representa una reaparición significativa: no juega en Estados Unidos desde 2014, cuando participó en un partido de exhibición. Además, su vínculo con Arabia Saudita ha crecido en los últimos años: fichó por Al-Nassr con un contrato millonario y recientemente renovó, firmando hasta por dos años más.
Reacciones y significado político
El gesto de Trump al presentar a Ronaldo con su hijo Barron ha sido interpretado como simbólico, más allá de un simple elogio: el expresidente se apoya en figuras globales del deporte para reforzar su imagen pública, especialmente en el contexto de relaciones diplomáticas con Arabia Saudita.
Para Ronaldo, asistir a esta cena no solo implica una relación con el poder político, sino también un respaldo diplomático relevante, considerando la estrecha relación entre el príncipe saudí y su club. Además, el evento marca un momento clave en su vida: se alinea con sus aspiraciones hacia el Mundial 2026 que se disputará, en parte, en Estados Unidos.