“Se considera que un jugador está en posición de fuera de juego cuando su cabeza, tronco o pierna (pie incluido) se encuentran, total o parcialmente, más cerca de la línea de meta contraria que el balón y el penúltimo adversario”: esto es lo que dice la norma 11 del reglamento de la IFAB, una regla que se aplica en el fútbol desde hace 98 años (se implementó en 1925) y que ha marcado al deporte rey. Pero, ahora, un giro radical podría cambiarla para siempre.
En los últimos años, se han llevado a cabo algunos ajustes para tratar de afinar el fuera de juego, como lo fue la norma Mbappé que dejaba de considerar reglamentaria la posición de un jugador que recibía el balón de un rival si este no quería dar un pase, sino cortar un balón. Pero, ahora, la revolución puede ser absoluta: y es que la International Board, la encargada de establecer las reglas del fútbol, ha puesto sobre la mesa una idea que puede cambiar diametralmente el fútbol.
Se trata, ni más ni menos, que la conocida como Ley Wenger, una propuesta que hace ya algunos años hizo pública el que fuera mítico entrenador del Arsenal y que, ahora, la IFAB ha puesto en marcha. Pero, ¿en qué consiste? Muy sencillo: el fuera de juego solo tendrá lugar cuando no haya ninguna parte del atacante que se solape con la del defensor. O, dicho de otra manera, que las figuras de ambos jugadores no se superpongan en ningún momento.
La idea que Wenger, actual director de desarrollo de la FIFA, expuso en su día estaba pensada para evitar polémicas por los fueras de juego milimétricos, un hecho que ha crecido exponencialmente desde la entrada del VAR. La llegada de la tecnología al fútbol permite, a través de cámaras y de trazados de líneas, determinar la posición exacta de dos futbolistas, pero no son pocas las veces que un gol no ha subido al marcador por cuestión de escasos milímetros.
Para evitar ese problema, la IFAB ha decidido poner en marcha la Ley Wenger, que se usará en varias ligas de manera experimental para probar cómo funciona esta nueva idea de fuera de juego.
De momento, esta norma, aunque ya ha sido aceptada por la IFAB, va a atravesar un periodo de prueba para analizar los resultados del experimento. Así, ya se ha puesto en marcha en categorías no profesionales de Suecia, Italia y Países Bajos, con la intención de ver qué resultados tiene y si en un futuro puede ser extrapolable al fútbol profesional.